¿Sabías que todos somos transgénicos?

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Llamamos transgénicos a aquellos organismos en los que parte de su material genético proviene de otro ser vivo diferente. La palabra es asociada inmediatamente a tomates, salmones, empresas malvadas y a un apocalipsis zombi desatado por irresponsables científicos que juegan a ser Dios. Pocas veces pensamos en que muchos animales son transgénicos de forma completamente natural… y nosotros, somos  los primeros.




Una investigación de la Universidad de Stanford publicada la semana pasada en la revista ‘Nature’ asegura que existe material genético de virus ancestrales en nuestro genoma y que este es fundamental para nuestra reproducción.

Durante la infección de un virus, no es extraño que parte de su material genético termine por accidente en el genoma del huésped, sin mayor utilidad. De hecho, se sabe desde hace años que el 8% de nuestro genoma pertenece a virus. Aun así es fascinante pensar que, en algún momento de la evolución humana, nuestros antepasados comenzaron a reciclar estas sobras virales para su propio beneficio.

Además debe sumarse la presencia de entre un 1% y un 3% de genoma neandertal a nuestro genoma, que mejoró la adaptación del ser humano moderno a los climas fríos, aunque quizá también lo volvió más sensible a ciertas enfermedades.

Introducir material genético de unas especies en otras es a menudo comparado con el trabajo de Frankenstein, el investigador de ciencia ficción que perdió su nombre cuando el moderno Prometeo le ganó en popularidad. Pero no tiene nada de artificial: la llamada transferencia horizontal es un mecanismo que ha dirigido la evolución de los seres vivos durante millones de años. El ser humano solo ha logrado acelerar el proceso y optimizarlo en su propio beneficio.




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Ignorar las notificaciones del celular distrae tanto como recibirlas

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Un estudio determina la concentración del usuario se altera de la misma forma con el modo vibración que cuando el aparato tiene activado el sonido

Poner el teléfono en silencio puede ser un gesto de buena voluntad, de respeto para el resto de la humanidad, y todo un detalle para no contribuir a la contaminación sonora. Sin embargo, a usted y a su precaria atención le va a servir de poco silenciar el móvil. Una vibración muda será suficiente para que su concentración salte por los aires.

Ignorar al teléfono supone un escape de atención semejante al de atender esa llamada o contestar el mensaje. Esa es al menos la conclusión del estudio «El coste de atención de recibir una notificación en el teléfono» de la Universidad Estatal de la Florida, que ha sido publicado en la revista Journal of Experimental Psychology: Human Perception and Performance.

El trabajo en cuestión sugiere que el teléfono es un ente tan poderoso que su presencia ya es por si sola un ladrón de atención.

MULTITAREA
La conclusión de los expertos establece que concentrarse del todo en una sola actividad será —ya es— una utopía, y que estamos condenados a la multitarea.

¿Cómo se hizo el estudio?

En el estudio se pidió a 150 voluntarios que completarán un test de atención para medir su capacidad de concentración en un espacio prolongado de tiempo. A los participantes se les mostraban series de dígitos en una pantalla. Cada segundo aparecía uno nuevo y los voluntarios debían tocar la pantalla cada vez que se producía un cambio de número, excepto si ese número era el 3. Una versión de este test puede verse en Youtube. Cada persona pasaba el examen dos veces: la primera vez era interrumpida por distintas notificaciones de sus teléfonos; la segunda, también, pero con llamadas y mensajes de textos que contestaban.

¿Y cáules fueron las conclusiones?

Los investigadores concluyeron que los resultados del examen empeoraban en cualquier caso cada vez que el teléfono emitía una señal audible para su dueño. Daba igual que fuera el tono de una llamada o de un mensaje, o la vibración del teléfono silenciado. «La irrupción de un zumbido distrae tanto como el ring sostenido de una llamada. Tampoco importa que el sujeto en cuestión ignore el mensaje o no responda a la llamada: Desde que saben que tienen una notificación en el móvil, su concentración cae en picado y los resultados del test empeoran», explica Cary Stothart, autor principal del estudio.

La conclusión de los expertos establece que concentrarse del todo en una sola actividad será —ya es— una utopía, y que estamos condenados a la multitarea. “Dado que los teléfonos están cada vez más integrados en variadas tareas, será muy difícil dejarlo de lado y concentrarse del todo en una de ellas”, escriben en el trabajo.

A través de EL PAÍS

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Los muros vegetales reducen el ruido en carretera hasta un 50%

A través  de AMBIENTUM

Un estudio del departamento de Agronomía de la Universidad de Almería, en colaboración con el departamento de Ingeniería Térmica de la Universidad del País Vasco y la Universidad Politécnica de Cataluña, ha analizado por primera vez las paredes vegetales –muros cubiertos de plantas- como aislante acústico en las carreteras. Tras su investigación, los expertos concluyen que estas barreras naturales reducen hasta un 50% el ruido, debido a la capacidad de las plantas de absorber los sonidos.

Se trata del primer estudio que evalúa la influencia de la vegetación en la mejora el nivel de ruido de las vías de transporte. “Las ventajas acústicas de la jardinería vertical ya habían sido demostradas en edificios. De la misma forma, también existen trabajos sobre reducción del ruido en carreteras, pero ninguno tiene en cuenta el componente vegetal”, indica el investigador principal de este proyecto, Miguel Urrestarazu, de la Universidad de Almería.

“Las ventajas acústicas de la jardinería vertical ya habían sido demostradas en edificios»

Las cubiertas vegetales surgen como un nuevo concepto que reverdece paredes y azoteas, maximizando el uso del bien más escaso en la ciudad: El espacio. Países como Alemania o Francia ya recurren a esta modalidad que además de otorgar un valor estético, añade multitud de ventajas ambientales. Un jardín vertical consiste en tapizar muros y tejados con plantas que crecen sin ningún tipo de suelo, como hacen las epifitas, musgos, líquenes, orquídeas, helechos y bromelias, también llamadas plantas aéreas que usan de soporte a otras especies en lugar de enraizar al suelo. En el poceso de como hace un muro verde empleamos fibras sintéticas específicas adosadas a bastidores.
Las cubiertas vegetales surgen como un nuevo concepto que reverdece paredes y azoteas, maximizando el uso del bien más escaso en la ciudad: El espacio.
Países como Alemania o Francia ya recurren a esta modalidad que además de otorgar un valor estético, añade multitud de ventajas ambientales. Un jardín vertical consiste en tapizar muros y tejados con plantas que crecen sin ningún tipo de suelo, como hacen las epifitas, musgos, líquenes, orquídeas, helechos y bromelias, también llamadas plantas aéreas que usan de soporte a
otras especies en lugar de enraizar al suelo. En el poceso de como hace un muro verde empleamos fibras sintéticas específicas adosadas a bastidores.

Los investigadores han comparado las cubiertas vegetales con los tradicionales materiales de construcción de los paneles que se instalan en las autovías para suavizar el ruido (hormigón, cemento o vidrio). De esta forma, en su estudio publicado en la revista Applied acoustics, demuestran que los muros de plantas reducen el sonido hasta un 50% y, al mismo tiempo, su capacidad de absorción del ruido alcanza el 20%.

Para comprobar la eficacia de los muros vegetales en el campo de la ingeniería civil, se realizaron dos tipos de pruebas en laboratorio: una para medir la reducción del sonido y otra la absorción. Para ello, los expertos construyeron un prototipo de pared verde de 2,5 por 2,5 metros, similar a la que, a modo de envoltorio, se colocaría sobre un muro convencional de los que se encuentran en las márgenes de las autovías.

Esta cubierta vegetal, anclada al muro, está compuesta por distintos módulos o unidades de cultivo hidropónico, es decir, cajitas de plástico transportables en las que la planta crece sin necesidad de suelo y con los nutrientes incorporados en el agua de riego.

Con ayuda de instrumentos de medición del sonido (micrófonos, amplificadores, fuentes de sonido, medidores o sonómetros) los investigadores reprodujeron y analizaron los niveles de ruido que se producen en las carreteras.

A partir de ahí, analizaron la eficacia de la cubierta vegetal como aislante acústico, comparándola con otros materiales utilizados para amortiguar el ruido en autovías (hormigón, cemento o vidrio).
Reducción y absorción

En primer lugar, se estableció el índice de reducción del sonido para lo resulta necesario considerar las distintas frecuencias sonoras (ultrasonidos, infrasonidos, sonidos perceptibles por el oído humano…). De esta forma, los expertos determinaron que, en algunas frecuencias, la disminución del ruido es nula y en otras del 60 %. Por ello, establecieron el valor medio de reducción en el 50%.

“La reflexión funciona como un espejo que rebota el sonido y lo desvía hacia otro lado”, comenta el profesor Urrestarazu

Respecto a la absorción, los investigadores comprobaron que, frente a otros muros de cristal o cemento, la cubierta vegetal no refleja el sonido. “La reflexión funciona como un espejo que rebota el sonido y lo desvía hacia otro lado”, comenta el profesor Urrestarazu.

En el caso de las paredes verdes, este efecto no se produce ya que las plantas absorben parte del ruido, concretamente un 20% del que se produce en una autovía. Esta cualidad supone, además, una ventaja añadida: evita que el sonido se refleje y, por tanto, perjudique a otros entornos, como edificios adyacentes.
Sistema sostenible

Junto a estos aspectos técnicos, los investigadores tuvieron en cuenta otros, como la sostenibilidad, a la hora de diseñar el muro vegetal. “Ubicar una pared verde en carreteras supone prestar atención a factores como la selección de plantas, eficiencia en la toma de CO2, consumo mínimo de agua, etc. Todo tiene que contribuir al equilibrio entre eficiencia y mínimo mantenimiento”, afirma el experto.

Por este motivo, desarrollaron un sistema de jardinería específico, especialmente pensado para aprovechar con eficiencia el agua de lluvia. “La idea es que el agua sobrante de los módulos de cultivo situados en la parte superior del muro caiga sobre la superficie recolectora de los inferiores. Así, sucesivamente, hasta llegar a las unidades inferiores”, indica el responsable del proyecto.

En cuanto a los materiales, tanto el plástico con el que se fabrican los módulos como los sustratos para el cultivo, son reciclados y reciclables. Además, las plantas son autóctonas, adaptadas a las condiciones climáticas de cada zona y, en consecuencia, más resistentes.

Tanto el plástico con el que se fabrican los módulos como los sustratos para el cultivo, son reciclados y reciclables
Ubicación especial

Sin embargo, los investigadores reconocen que el principal inconveniente de la jardinería vertical aplicada a la mitigación de ruidos en carreteras en su coste. De ahí que sea inviable forrar con plantas un muro completo de una autovía. Por eso, su diseño está ideado para colocarlo en sitios emblemáticos o específicos de las carreteras, como los accesos a parques naturales o a espacios protegidos donde, además de funcional, tendrán un papel estético.

La vertiente paisajística es otro de los aspectos que los expertos pretenden mejorar. En esta línea de investigación, se están centrando en el desarrollo de nuevos modelos que reduzcan el consumo hídrico y en la utilización de diferentes tipos de plantas endémicas en peligro de extinción. El objetivo es dotar a estos muros verdes de carreteras del mismo valor ornamental y decorativo que ya tienen las paredes de ciudades o de interior de edificios.

Muro vegetal
Se pueden instalar techos y muros verdes casi en cualquier superficie ya sea plana o inclinada, previo estudio de las condiciones. Se pueden integrar casi sin gasto de agua,
Los muros verticales apenas precisan mantenimiento porque funcionan con el principio hidropónico, el gasto de agua es mínimo, puesto que el agua sobrante vuelve a ser recogida y se utiliza para posteriores riegos mediante circuito cerrado, el único mantenimiento necesario es una revisión periódica de las instalaciones, así como eventuales podas.