A quienes me criticaron por ser madre soltera…

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Han pasado varios años. Miro hacia atrás y pienso en el dolor que me ocasionaron tus palabras. Era joven, me sentía sola. No tenía las herramientas para comprender que tus críticas, más que destinadas a construir, provenían del miedo que tenías a una mujer que decidió a actuar de forma diferente a la que tú esperabas de todas las mujeres.

¿Te acuerdas de mí? Soy esa chica que no cumplió las expectativas que tenías sobre mi propia vida cuando decidí tener hijos sola. «¡Cómo pues…!», murmuraste desde lejos, totalmente ajeno a la situación.

No conoces el dolor físico de un parto o una cesárea, ni el cansancio extremo de noches sin dormir para amamantar cada dos horas, ni las dificultades de encontrar cuidado de confianza para tus bebés mientras te vas a trabajar. Sin embargo, desde toda esa ignorancia, tú sí te atreves a opinar.

Madre soltera
En Sur América, más de la mitad de los niños nacidos son de madres solteras. ( encuestas FAO, UNICEF)

Han pasado varios años. Miro hacia atrás y pienso en el dolor que me ocasionaron tus palabras. Era joven, me sentía sola. No tenía las herramientas para comprender que tus críticas, más que destinadas a construir, provenían del miedo que tenías a una mujer que decidió a actuar de forma diferente a la que tú esperabas de todas las mujeres. De todas las mujeres que son madres. Como si la única maternidad digna fuera aquella que se vive junto a un hombre. Un hombre por el que, dicho sea de paso, nadie pregunta. A nadie le importa si cumple con la pensión alimenticia o desaparece de la faz de la Tierra. El peso cae sobre mí, sobre todas.

Sin embargo, quiero que sepas que te entiendo. Nunca has estado en mis zapatos y quizá nunca sientas este miedo, ni el dolor, ni la felicidad ni el amor.

Ahora, cuando miro hacia atrás, pienso en las personas que nunca me juzgaron. En quienes me escucharon cuando lo necesitaba y me ayudaron a levantarme. Ellas son las buenas. También, sobre todo, pienso en la sonrisa de mi hija, en lo inteligente y feliz que es. Después de todo, lo he hecho bien. Y eso es lo único que importa.

A través de revista digital ACTITUDFEM

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«Waiting»: retratos íntimos de parejas que esperan un hijo

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Jana Romanova es la autora de la serie de imágenes titulada «Waiting», en la que reunió los retratos que ha hecho en los últimos años de más de 40 parejas que estaban esperando un hijo.

La fotógrafa de origen ruso empezó este proyecto después de que varias parejas de amigos quedaran embarazadas y tuvieran que hacer frente a los cambios que conlleva la paternidad.

Con el tiempo, fue ampliando el proyecto -que considera una radiografía de la Rusia contemporánea- buscando en las redes sociales a parejas que estuvieran dispuestas a ser fotografiadas.

Ahora Romanova está llevando a cabo una campaña de recogida de fondos por internet para poder reunir las imágenes en un libro.

Fotos:  cortesía de Jana Romanova: www.janaromanova.com

 

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Romanova le contó que su vida entró en una nueva fase en 2009 cuando varias parejas de amigos quedaron embarazas y todas las conversaciones empezaron a girar ven torno a ese tema.
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Tras fotografiar a sus amigos, Romanova contactó a otras parejas que no conocía a través de las redes sociales, consiguiendo que algunas aceptaran ser retratadas.
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Romanova asegura que hay algo “encantador y mágico en la simetría de sus cuerpos”
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La fotógrafa explicó que pronto se dio cuenta de que estas imágenes no son solo sobre las parejas sino también sobre las habitaciones en las que están tomadas.
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Romanova cree que estas imágenes “explican mucho cómo viven las parejas hoy en día en las grandes ciudades rusas, más de dos décadas después de la desaparición de la Unión Soviética”.
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En algunos casos, para tomar las fotografías Romanova se quedó a dormir en casa de las parejas y, en silencio, entró en sus habitaciones a las 5 o 6 de la mañana.
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En otros casos las parejas le dieron las llaves de sus apartamentos y entró en estos a primera hora de la mañana.
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Muchas de las imágenes fueron tomadas durante el fin de semana, aprovechando que las parejas no tenían que ir a trabajar.
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Con mucho sigilo, Romanova tenía que colocar una escalera en el extremo de las camas para hacer las fotos.
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Según la fotógrafa, la mayoría de los miembros de las parejas retratadas tienen entre 20 y 30 años y “forman parte de las últimas generaciones nacidas antes de la desaparición de la Unión Soviética”

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