Un estudio demuestra en ratones cómo revertir el envejecimiento cerebral asociado a la edad gracias a una proteína de la sangre.
El año pasado, el equipo de Saul Villeda hizo un experimento clave. Conectaron a dos ratones, uno joven y otro anciano, y analizaron qué les sucedía. El mayor tenía 18 meses, el equivalente a 70 años humanos, y el joven, tres, unos 11 años de persona. Bajo los puntos que unían su piel había una red de vasos por la que circulaba la misma sangre compartida. Los resultados, y el de otros equipos que hicieron experimentos similares, se convirtieron en uno de los hallazgos del año. Algo en la sangre del ratón joven había “reactivado” el cerebro del ratón viejo. Al igual que las personas, los ratones mayores pierden poco a poco la memoria y la capacidad cognitiva. Pero en los animales del experimento su memoria había mejorado de forma significativa tras la unión con los jóvenes y se había reactivado la producción de nuevas neuronas en su encéfalo. Ante la posibilidad de que lo mismo pasase en humanos, Villeda y el resto de su equipo se lanzaron a identificar cuáles eran los ingredientes de la sangre joven que podrían revertir los efectos del envejecimiento y las enfermedades asociadas a este, como la demencia y el alzhéimer.
En un estudio publicado hoy, Villeda y su mentor científico, el investigador de Stanford Tony Wyss-Coray, describen una proteína que circula en la sangre y que parece activar los efectos perniciosos del envejecimiento. La proteína en cuestión se llama beta-2 microglobulina (B2M) y su concentración en la sangre tanto de ratones como en humanos aumenta con la edad. Los niveles de esta proteína también son especialmente altos en enfermos de alzhéimer.
En su estudio, publicado en Nature Medicine, el equipo científico demuestra que esta proteína es responsable de parte del deterioro cognitivo asociado a la edad. Los ratones que no la expresan en su sangre ni su cerebro envejecen sin pérdidas de memoria aparentes. Sin embargo, cuando se la inyectan a ratones jóvenes, estos sufren una repentina pérdida de memoria y sus cerebros dejan de generar nuevas neuronas. Todo esto, dicen los autores del estudio, parece indicar que la proteína en cuestión puede ser una nueva diana para desarrollar nuevos tratamientos.
“Estamos muy estimulados por los resultados porque muestran que hay dos maneras de revertir el deterioro mental asociado a la edad”, explica Villeda, que lidera su propio grupo de investigación en la Universidad de California en San Francisco. El primero sería introducir factores “rejuvenecedores” presentes en la sangre, algo que también se descubrió el año pasado y cuya efectividad se demostró en ratones. Los animales no solo veían sus cerebros rejuvenecer, sino también sus músculos, gracias a una proteína que circula en la sangre joven. Ahora, este trabajo apunta una segunda táctica basada en el nuevo factor de envejecimiento “que podría atacarse para hacer recuperar la memoria en las personas mayores”, resume Villeda.
A través de EL PAIS